¿UTILIZAS LAS REDES PARA POTENCIAR TU NEGOCIO?


Antes de nada nos situaremos delante de la cruda realidad y es que el rol de emprendedor en España no tiene muchos fans: cada vez son menos los jóvenes que se plantean crear un negocio (sólo un 7% de la población activa emprende), y la edad del emprendedor español es tardía (supera los 40 años). Muchos emprendedores lo son por necesidad pero no por voluntad. "No hay espíritu emprendedor porque no nos forman para asumir riesgos, utilizar el fracaso para aprender, ni ser creativos o trabajar en Red o en Equipo".
España es el tercer país de Europa, por la cola, a la hora de crear negocios. Una economía donde las máximas aspiraciones son ingresar en una multinacional y convertirse en fijos o sacarse un funcionariado, acumular trienios, ascensos, y una pronta jubilación, es un desastre de economía. Pero eso ya por suerte, no funcionará.


Las excusas, con sinceridad, son una expresión de miedo, y el miedo no tiene ninguna ventaja. ¿Miedo? Sí, miedo a: ponerte a prueba, fallar, la opinión de los demás, a no conseguirlo y también a conseguirlo... El miedo tiene muchos disfraces pero siempre tiene el mismo efecto: bloqueo. Crea un efecto dominó muy negativo en todas las áreas de la vida.
Tener tu proyecto en Internet es una forma de hacer negocios poco conocida porque no es visible: no precisa locales, ni publicidad en cartelería, ni almacenes, ni financiación, ni empleados. Pero lo más importante es que genera ingresos pasivos. Ya sabes que un ingreso pasivo es aquel que ingresas repetidamente mañana, y cada día, por algo que puntualmente hiciste ayer. Los ingresos pasivos o residuales te hacen libre. Son el ingreso de los ricos. A pesar de estas ventajas, pocos ven la oportunidad porque las personas sólo ven aquello que están preparadas para ver.


El trabajo en equipo es mucho más poderoso que un individuo. Las culturas individualistas, como la latina, no aprecian el poder de apalancamiento de la red; lo contrario de la mentalidad anglosajona. Cuantos más participantes hay en una red, mayor es su valor. La Ley de Metcalf lo sintetiza: «El valor económico de una red crece de manera exponencial, no aritmética». El poder de la red se basa en el «marketing viral»: recomiendas el producto a otro, quien a su vez lo da a conocer a alguien más, quien a su vez lo refiere a un tercero... ¿TE SUENA? Es lo que venimos haciendo toda la vida, pero no nos pagan por ello. Un ejemplo, las redes sociales como Facebook aumentan su utilidad y valor cuantos más participantes tenga. Otro ejemplo, una franquicia aumenta su poder al crecer el número de franquiciados en el mercado.



Imagino que ya sabes que el boca-oreja es la mejor técnica de marketing de la historia. Marketing de viva voz. Puede que algún día tengamos algo mejor, pero aún no se ha inventado. El Marketing en Redes Sociales utiliza esa enorme palanca como estrategia de distribución. Y la mejor manera de aumentar las recomendaciones que un negocio recibe es muy sencilla: pedirlas. No esperarlo, no rezar para que lo hagan, sino pedirlo expresamente: «¿Serías tan amable de recomendarme a tus conocidos?» Ya está dicho, así de rápido, no es tan difícil, ¿verdad?; si no se lo pides, ¿cómo van a saber que quieres ser recomendado? No pueden leer tu pensamiento, no son adivinos, ayúdales a ayudarte. Díselo a las claras: «Deseo atender a más clientes tan bien como te atendí a ti». 


Este hábito duplica tu tasa de recomendaciones: duplica tus oportunidades de ser útil y duplica tus ingresos. El dicho bíblico: «Pide y se te dará» debería figurar en el primer capítulo de cualquier manual de ventas. Un ejemplo del poder de la recomendación: la presentadora televisiva Oprah Winfrey empezó un programa (The Oprah book club) en el que escoge un libro, lo lee, se enamora de él y después lo comenta y recomienda en antena. Pues bien, de los 46 libros que presentó en su primera temporada, todos — ¡todos!— fueron best sellers. Así de potente es el poder de la recomendación.

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