LOS COMERCIANTES NO VIVEN DE LA NOSTALGIA


La tendencia, pero aún no la realidad, es que la tienda deje de ser entendida como hasta ahora y evolucione, al menos, hacia sala de ventas y centros de finalización de procesos de compra, que pudieron haberse iniciado en el autobús, en una casa o en un parque.
Estamos ante un nuevo paradigma en el que el consumidor abandona su posición de consumidor clásico y pasa a convertirse en el llamado “comprador flexible”. Es decir, posee un poder de decisión y control del mercado nunca visto hasta ahora. Se ha pasado de elegir el qué comprar al tener la necesidad de controlar también el cuándo, el dónde y el cómo se desarrolla la compra. Y claro está que el impulsor de esta apertura y flexibilidad ha sido el comercio electrónico (ecommerce).
De momento, las tiendas, para satisfacción de muchos entre las que me incluyo, seguirán formando parte importante de nuestras ciudades. Eso sí, dejarán de existir tal y como las conocemos hoy, porque como bien dijo Miguel de Unamuno, para progresar es necesario renovarse.

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